jueves, 6 de febrero de 2014

Una visita turística poco ortodoxa

Roma. Capital de todo un antiguo imperio, un museo al aire donde cada piedra, cada calle, cada rincón tiene mil historias que contar. Grandes monumentos, espléndidos edificios, bellas esculturas... Y nosotros, desafiando a la Trotamundos, a la Lonely Planet e incluso a la guía que regalaban con El Pais, hemos empezado nuestra visita a Roma por... ¡El museo de zoología! A Raúl le hacía gracia verlo y tenemos que alegar además a nuestro favor que estaba lloviendo. El museo no es gran cosa teniendo en cuenta que Roma es una gran ciudad, pero a Teo le ha encantado, sobretodo la parte de esqueletos, que según él eran todos de dinosaurio. También le han gustado los animales disecados, pero les ha encontrado una pega: no hablan. La girafa, el lobo, el quebrantahuesos, las ardillas raras (léase castores u ornitorrincos), los guepardos... Ninguno hablaba. Ha recorrido las salas una y otra vez con un ¡mira! a cada instante. Después de comernos los bocatas que nos ha preparado Ana, hemos bajado a una sala dónde había unos puzles gigantes de dinosaurios. Y allí nos hemos encontrado con Marta y su padre. Los peques han estado jugando y al final hemos acabado haciendo un pequeño tour por la ciudad en su coche. Ha sido un verdadero placer conocerlos. Son de esas cosas que hacen que un momento especial se convierta en uno aún más especial. Él es un joven musicólogo especializado en ópera, principalmente de Rossini, si no recuerdo mal. Nos ha contado que su mujer había empezado a trabajar y él se hace cargo de Marta todo el día. Vive a las afueras de la ciudad y siempre busca actividades interesantes para la pequeña.
Nos ha dejado al lado del Colosseo y hemos continuado nuestra ruta turística. El Teo se había dormido en el coche, así que se lo ha perdido. A Raúl le ha gustado muchísimo. Dice que es la construcción más grande que recuerda haber visto. Y es que la verdad es que resulta impresionante. Desde allí caminamos por la via del foro imperiale, con ruinas romanas aquí y allí. La definición de Teo, que se ha despertado cinco minutos antes, ha sido: “Aquí hay muchas construcciones, pero están detruidas. ¿Quien las ha destruido?” Interesante observación.. Continuamos caminando hacia Vittorio Emmanuele. Empezaba ya a anochecer y teníamos que coger el autobús. Entonces, una tortuga Ninja se ha cruzado en nuestro camino. Evidentemente, Teo ha querido ir a saludarla y le ha dado un papel de colores que ponía “Toy Shop”. “¡Mira!¡A lo mejor es de una tienda de juguetes!” dijo el Teo. Y claro está, semejante deducción merece cuanto menos una visita a la tienda. Y de allí ya nos hemos ido a buscar los autobuses que nos llevarían de nuevo a nuestra nueva casa calentita provisional. Hoy Luigi tenía una sorpresa para Teo: una pista de coches. Cuando la abrió le gustó mucho, pero cuando ha visto que era más complicado de lo que pensaba se ha desanimado un poco. Quizás todavía es un poco pequeño, solo es cuestión de tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario