jueves, 6 de febrero de 2014

Adiós tetita

Ya hace más de tres semanas que el Teo no hace tetita. No ha sido por su voluntad, como nos hubiese gustado, sino por mi necesidad. Los días que es tuvo malito no podía respirar bien y mamaba como buenamente podía. Supongo que la mala postura hizo que se me irritara el pecho. Aguanté hasta que él estuvo mejor y entonces pedí una tregua para poder curarlos con lanolina. Pasaron cuatro días y eso no se arreglaba. Iba a necesitar más tiempo. Entonces pensamos que tal vez era una buena ocasión para dejarlo. La verdad, ya hacía tiempo que me rondaba la idea por la cabeza. Cada vez era más incómodo para los. En la cama dábamos mil vueltas buscando una posturita y sentados en el comedor chocábamos con todo. Además cuando se dormía en el sofá tenía que estarme allí enganchada la hora y pico de la siesta si no quería que se despertara.
Le explicamos que las tetitas estaban malitas y se tenían que curar. Le ha costado bastante pero es un chico fuerte. Hemos pasado por un verdadero síndrome de abstinencia. A la hora de dormir lloraba pidiendo de todo: agua, fresas, queso, una peli, chocolate, salir fuera, subir arriba, bajar abajo, una chuche... Pero sabíamos que en realidad lo único que quería pedir era tetita. Sabía perfectamente que no le podía dar, y por eso pedía todo lo demás. Para intentar compensar, mimos, mimos y más mimos. Yo me sentía un poco mal, sobretodo cuando ya estaba curada. No se mentirle, ni siquiera mentirijillas de broma y mi único argumento era que me parecía que ya no había lechita. “¿Y cómo voy a tomar lechita ahora?” Ffffffff... Lo único que me tranquiliza es que el pacto era tomar tetita hasta que alguno de los dos no quisiera más. Quiero pensar que de algún modo también es una forma natural de dejar el pecho, claro que aquí quien sale perdiendo es el pequeño.

Han sido más de dos años y ocho meses. No diré que me parece suficiente, porque no creo que haya un tope en esto. Me ha encantado hacerlo y estoy muy contenta de haberle podido dar este precioso regalo a Teo.
Y no sé si es casualidad o tiene algo que ver con esto, pero Teo ha cambiado muchísimo desde que no toma el pecho. Está más hablador, más activo y mucho más cariñoso. Se despierta por la mañana sonriendo y acariciándome la cara mientras me dice “Tú eres buena” o “Tú eres guai”. Y yo me derrito... Raúl dice que ahora nuestra casa parece la autocaravana de Pin y Pon. Ji,ji...

Bueno, espero que la cabecita y el corazón de Teo estén tranquilos y entienda y aepte lo que ha pasado. Como me dijo mi cuñada, tengo que pensar que hemos cambiado cariño por más cariño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario